Crece la proporción de personas de edad avanzada que viven solos

Especialistas del BPS presentaron las características de los hogares con personas mayores, una población que se elevará a 16% del total en 2025

10 de Diciembre de 2020



Investigadores del Banco de Previsión Social (BPS) expusieron en el webinar “Desafíos de la longevidad”, realizado el miércoles 9 de diciembre y organizado por la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS).  

Durante el seminario virtual, la técnica en Trabajo Social Inés Núñez, la psicóloga Cristina Kluver y el economista Félix Bellomo, integrantes de la Asesoría en Políticas de Seguridad Social del BPS, analizaron las características de los hogares con personas mayores.

Las proyecciones de Uruguay dan cuenta de la tendencia creciente y sostenida del proceso de envejecimiento. En 2005, la proporción de las personas de 65 y más en el total de la población era de 13,58%, y se proyecta que ese porcentaje aumente a 16,11% en 2025. Dos de las principales características de esta población son su feminización y un aumento de las personas en los tramos de edad más avanzados, fenómeno que se ha dado en llamar el envejecimiento de la vejez.

Por otra parte, el incremento de las esperanzas de vida al nacer (al 2019 las mujeres tienen 81,8 años y los hombres 74,2) asume formas diferentes para ambos sexos, siendo las mujeres las que tienen mayor probabilidad y propensión a quedarse solas.

A su vez, la característica del alto nivel de urbanización en Uruguay se observa también para las personas de 65 y más años.

Del análisis general de los hogares con personas mayores (PM) las formas de convivencia que se evidencian dan cuenta de una mayor proporción de hogares unipersonales, conformados principalmente por mujeres. Las PM que conviven con otros miembros del hogar lo hacen exclusivamente dentro de un entorno familiar, no siendo significativa la vinculación con otras personas sin parentesco.

En esta modalidad de vivir solos se conjugan factores como la baja fecundidad, la disponibilidad de ingresos para sustentar el hogar, la prolongación de vida en las personas mayores, una estabilidad en los niveles satisfactorios de salud, las transformaciones de los arreglos familiares (partida de los hijos, viudez) y en la elección de querer vivir de forma independiente, entre otros aspectos.

En tanto, la articulación de las redes familiares, sociales o institucionales, los dispositivos tecnológicos y los sistemas de cuidados, son relevantes como protectores del bienestar para evitar la vulnerabilidad y el riesgo de la soledad y de aislamiento.

La mayoría de las PM habita en una vivienda de calidad y sin problemas de conservación, donde la insatisfacción se presentaría en una proporción reducida de hogares en el aspecto de confort principalmente.  

Asimismo, casi todas las PM reciben algún tipo de ingresos, observándose una marcada diferencia en la magnitud de los mismos en relación al sexo. La tendencia en la caída de los ingresos de las PM no se traduce de hecho en una menor disponibilidad de recursos monetarios por persona.

La fuente de ingresos más relevante es la de jubilaciones y pensiones, mientras que la permanencia en el mercado de trabajo de las PM se asocia a los quintiles más altos y más bajos, ya sea por el objetivo de permanecer activo y mantener cierto nivel de bienestar, o por la necesidad de contar con más ingresos.

Las PM son el colectivo que presenta menor índice de pobreza. Sin embargo, si se tiene en cuenta la multidimensionalidad a la hora de analizar los déficits de acceso al bienestar, entre otros, deben considerarse los riesgos propios del ciclo vital que podrían no estar cubiertos o contemplados en un análisis de la pobreza por ingreso, como las necesidades de salud y cuidados.