El Profesor de Finanzas de la Universidad de los Andes de Colombia y consultor del BID, Daniel Mantilla, brindó una conferencia ante la CESS y referentes en la materia

Experto explicó a la CESS que hay que alinear los incentivos de las AFAP con los de sus afiliados porque están “completamente desconectados”

20 de Mayo de 2021



Alinear los incentivos de las AFAP con los de los afiliados fue uno de los ejes de la presentación “Poniendo el objetivo del afiliado al centro del régimen de inversiones para fondos de pensiones en América Latina”, que el Profesor de Finanzas de la Facultad de Administración Universidad de los Andes de Colombia y consultor del BID, Daniel Mantilla, brindó ante la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) y referentes uruguayos en la materia.

Mantilla afirmó que se puede lograr un sistema mucho mejor. “El objetivo es cómo logramos alinear los incentivos de las AFAP con los objetivos de sus afiliados y el problema grande aquí es que están completamente desconectados hoy en día”, dijo el experto. Y explicó: “En una frase, simplemente lo que tenemos que hacer es conectar la fase de acumulación con la fase de desacumulación”. Es que, según el profesor, la regulación de los fondos de pensiones se maneja con una “lógica de activos que no tiene nada que ver con ingresos de pensión”.

El especialista expuso sobre los avances en la teoría y la práctica en la generación de portafolios de referencia, diseño de incentivos y medidas de desempeño en esquemas de ahorro obligatorio con objetivos de pensión. 

Un primer paso es medir el riesgo de la forma correcta. La razón de ser de un fondo de pensiones es proporcionar un flujo de ingreso durante la jubilación, invirtiendo las aportaciones de forma eficiente para maximizar los ingresos de reemplazo resultantes con un nivel razonable de incertidumbre en torno a los posibles resultados. Mantilla inició su conversación introduciendo el concepto de bono de retiro, basado en el trabajo del Premio Nobel Robert Merton y su coautor, Arun Muralidhar. 

Un bono de jubilación tiene características especiales que lo convierten en un instrumento libre de riesgo para las decisiones de inversión con fines de ahorro para el retiro, y es el instrumento ideal para la cobertura del riesgo de longevidad de las empresas aseguradoras oferentes de rentas vitalicias u otros productos de compartición del riesgo de longevidad. Es similar a los bonos que existen en Uruguay, pero con algunas diferencias. La más importante es el perfil de pagos. Un bono de jubilación no tiene principal (capital), sino solamente cupones indexados pagaderos desde la edad de retiro hasta la edad coincidente con la expectativa de vida media de la población. Si este instrumento existiera, simplificaría la labor de las AFAP en términos de generar una estrategia de inversión ligada a obtener un nivel de pensión objetivo. Durante su exposición, Mantilla presentó simulaciones para el caso colombiano de la factibilidad de emitir este tipo de bonos sin cambiar el perfil de la deuda del Estado. 

En suma, los bonos de jubilación constituyen un instrumento libre de riesgo desde el punto de vista de un agente que invierte con el objetivo de financiar ingresos en la etapa de retiro. De esta forma, la existencia de este tipo de instrumentos permitiría dotar al sistema de un grado de certeza que hoy no tiene. 

Si esos bonos de jubilación no existen, es posible replicarlos con técnicas de ingeniería financiera. El disertante dedicó la mayor parte de su presentación a exponer posibles estrategias de replicación e integración a una estrategia global de inversiones para el retiro, así como cuáles son portafolios de referencia y esquemas de comisión por desempeño para los fondos de pensiones. Los regímenes de inversión de los segundos pilares en América Latina, incluyendo al uruguayo, no incorporan la posibilidad de cubrir ese riesgo, y Mantilla usó la analogía de medir el desempeño de una empresa solo mirando el lado de los ingresos e ignorando los costos. 

La teoría y práctica moderna establecen que la forma de implementar esta idea es mediante la estructuración de dos portafolios, un portafolio de desempeño y uno de cobertura. El mayor riesgo que un afiliado enfrenta para lograr un objetivo de pensión es el de los movimientos en la tasa de interés. Para cubrir ese riesgo, el portafolio de cobertura debería replicar los bonos de jubilación a un nivel esencial que el afiliado o la regulación establezca como mínimo, mientras que el portafolio de desempeño debería aspirar a alcanzar niveles de reemplazo más altos que los que el portafolio de cobertura asegura. 

El expositor se mostró de acuerdo con asociar las comisiones al desempeño y presentó varias posibilidades. Asimismo, recomendó eliminar la garantía de rentabilidad mínima y sustituirla por el tipo de esquemas por desempeño ligados a la estrategia de inversión con objetivos de pensión. 

Otro tema relevante del conversatorio fue que un esquema como el propuesto mejoraría de modo sustancial la comunicación con los afiliados e inclusive podría generar incentivos a contribuir. Cuando un afiliado conoce, en cualquier momento de su trayectoria laboral, el nivel de pensión que sus ahorros le podrían generar, la comunicación se simplifica en un concepto que el afiliado entiende, que es un nivel de ingresos, y sobre el que puede tomar decisiones. Otros indicadores, como el saldo acumulado, pueden ser informativos, pero no fundamentales. Este proceso de información relevante y asequible generaría, además, una dinámica de actualización de expectativas no existente en a actualidad en los sistemas de ahorro para el retiro.