Durante un webinar realizado por la Organización Internacional del Trabajo y la Comisión de Expertos en Seguridad Social.

Los trabajadores mayores “no son un problema” y es preciso aprovechar “su potencial” en el ámbito laboral, afirmó especialista de OIT

21 de Abril de 2021



La ganancia de años de vida saludable trae consigo diversos desafíos como la necesidad de garantizar el trabajo decente en las trayectorias laborales que se extienden. Otro de los desafíos radica en cómo abordar un conjunto de prácticas y conductas que tienden a discriminar a las personas luego de cierta edad y que se conoce como “edadismo”. Así lo explicó el presidente de la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS), Rodolfo Saldain, al presentar la conferencia virtual, coorganizada con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “La extensión de la vida laboral y el trabajo decente para las personas mayores”.

El webinar, realizado el 14 de abril, contó con la participación de Pedro Moreno da Fonseca, especialista en Aprendizaje Permanente de la OIT, Alejandra Vives, del Departamento de Salud Pública de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y del exministro de Trabajo e Inmigración de España, Valeriano Gómez Sánchez.

Moreno da Fonseca analizó las ventajas de emplear a personas mayores. Señaló que estos trabajadores tienden a ser más fieles, presentan menores tasas de ausentismo, tienen mayor dedicación a la organización y una actitud positiva para la resolución de problemas. Además, contribuyen a mantener la moral de la empresa en momentos difíciles y se destacan en el rol de tutores de los empleados más jóvenes.

A su vez, entre los desafíos de emplear a personas mayores, Moreno da Fonseca se refirió a los riesgos asociados a problemas de salud, la obsolescencia de sus conocimientos, una baja competencia a nivel digital y de idiomas, y a dificultades derivadas de estereotipos y de la discriminación.

Como conclusión, el experto de la OIT afirmó que los trabajadores “más viejos no son un problema” y recomendó desarrollar estrategias que permitan aprovechar “su potencial” en el ámbito laboral. Además, resaltó la importancia de considerar el valor del contacto intergeneracional al momento de diseñar medidas para incentivar el empleo de personas mayores.

Según indicó Moreno da Fonseca, algunas de las principales iniciativas implementadas para reducir los riesgos de los empleadores cuando contratan trabajadores de más edad, son las subvenciones salariales temporales, la reducción de los aportes a la seguridad social, la fijación de períodos de prueba más extensos y la disminución de la participación de los empresarios en los costos relacionados a la cobertura por enfermedades.

Otras medidas orientadas a promover la contratación de personas mayores son la instrumentación de mecanismos de jubilación parcial y otorgar complementos salariales que estimulen reinsertarse laboralmente a quienes reciben una prestación por desempleo.

El especialista también comentó que ha habido campañas de sensibilización que apuntan a que los empresarios cambien la percepción negativa que tienen de los trabajadores de edad avanzada.

Asimismo, Moreno da Fonseca estableció la necesidad de invertir en la capacitación de los trabajadores mayores y en programas de apoyo para que puedan llevar adelante su propio emprendimiento.

En el webinar también expuso Alejandra Vives, del Departamento de Salud Pública de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien abordó la necesidad de que la discusión del trabajo en la población que envejece incorpore la dimensión de salud laboral. En este sentido, advirtió acerca de los mayores riesgos y el informalismo que puede implicar el trabajo en esta etapa. Por su parte, destacó que “muchas de las condiciones de trabajo son poco sostenibles en la edad avanzada” y que la conciliación del trabajo y la vida extralaboral es poco favorable para las mujeres. 

Vives presentó un estudio realizado en su país que constata dos fenómenos. Por un lado, que un creciente número de personas trabaja pasada la edad mínima de retiro, principalmente entre quienes tienen mayores niveles de cualificación. Al mismo tiempo, a nivel general se observa que la salida del mercado de trabajo comienza antes de la edad de jubilación. “Cada vez más, las personas que lleguen (con empleo) a la edad de jubilarse van a tener un mayor nivel educacional”, señaló.

En ese sentido, Vives advirtió que “a menor nivel educacional, a menor cualificación, se tienen trabajos de más riesgo a lo largo de la vida, empleos más precarios y probablemente condiciones de vida más adversas”.

Por su parte, Valeriano Gómez Sánchez, exministro de Trabajo e Inmigración de España, repasó el contexto social y político de las reformas previsionales de su país. Y explicó que el conjunto de los estímulos que pueden ayudar a extender la edad activa constituyen una parte “esencial” del debate. Además, hizo referencia a la importancia de los acuerdos en los procesos de reforma, al mencionar una práctica histórica, que se extiende desde el último cuarto del siglo XX hasta el presente, y que es la preferencia por el diálogo social en los procesos de reforma. Enfatizó, de este modo, la utilidad del Pacto de Toledo, al que definió como “una concentración de la visión de la mayoría de las fuerzas políticas”