Para el economista, “el futuro no está en agenda” salvo excepciones como la CESS
“Una prueba de que el país se preocupa por el futuro es esta comisión”, afirmó Ricardo Pascale
07 de Junio de 2021
El miércoles 2 de junio, la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) realizó un webinar llamado “La Reforma
Previsional en la Perspectiva de 2050” en el que expusieron Ricardo Pascale, Rodrigo Arim y Adolfo Garcé.
Los expositores abordaron los diferentes desafíos vinculados a la reforma de la seguridad social en el presente y de cara al
futuro, desde perspectivas tan diversas como interrelacionadas: la económica, la social y la política.
El dos veces presidente del Banco Central, Ricardo Pascale, analizó el Uruguay de las últimas décadas y lo comparó con
aquellos que se han desarrollado. “Nos encontramos con un país desde hace unos 70 años con una tasa de crecimiento
promedio muy baja, con grandes fluctuaciones”, muy dependiente del exterior y de las políticas domésticas implementadas,
observó.
“Si uno mira el país en esos 70 años, la primera pregunta que tendría que hacerse es: ¿para dónde va?” Así, explicó que esa
respuesta es muy difícil y advirtió que ningún país salió adelante sin un consenso en los puntos centrales, algo que, considera,
Uruguay no tiene.
Según Pascale, “el futuro no está en la agenda del país”, salvo algunas excepciones. Una de ellas es la existencia de la CESS.
“Una prueba de que el país se preocupa por el futuro es esta comisión para la que tengo el honor de estar hablando hoy, pero
son casos muy excepcionales”, dijo. Notó que no hay un ejercicio del futuro lo que implica que se vayan resolviendo los
asuntos a medida que se plantean en lo que llamó, “una tiranía del corto plazo”.
Respecto a la reforma de la seguridad social, Pascale advirtió que “la gran pregunta” es para qué país se hará. ¿Para el que
tenemos hoy o se avizoran cambios? La respuesta “cambia totalmente” el enfoque de la seguridad social que queramos tener,
explicó. Y lo que ve para adelante es que si Uruguay continúa por fuera de la innovación, la seguridad social que concrete será
aquella que se ocupa de los problemas del corto plazo. La otra posibilidad es entrar cada vez más en las últimas revoluciones,
lo implica un cambio de paradigma.
Sobre el desarrollo del país, Pascale explicó que mantener los equilibrios macroeconómicos es una condición necesaria pero
no suficiente para que crecer y desarrollar la seguridad social. Ante la tercera década del siglo XXI, ninguno de los países que
crecieron, lo hicieron solo por ser prolijos en ese punto, señaló. Para avanzar tiene que haber innovación, lo que supone no
solo tener una buena idea, sino “la explotación exitosa de esa buena idea”. A juicio de Pascale, ese es el camino que hay que
recorrer para tener la verdadera seguridad social. En este sentido, considera que la seguridad social tiene que apalancar el
desarrollo económico a través de la mejora del capital humano. Una seguridad social saludable y con equidad se logra cuando
es parte de la solución y no del problema, indicó Pascale, al tiempo que destacó la importancia de saber para qué país será la
seguridad social en la que se está pensando para que sea un puntal para apoyar el crecimiento y no una carga.
Por su parte, el rector de la Universidad de la República (Udelar) Rodrigo Arim, realizó un análisis crítico del diagnóstico y de la
seguridad social.
Se centró en tres “ingredientes para una reforma”: la transparencia, la equidad horizontal y vertical y los modelos previsionales
y la generación de derechos en esos modelos. La transparencia es necesaria para que la gente pueda entender cómo funciona
el sistema y para eso, Arim considera que el país debería instrumentar un modelo de información sistematizada y
digerible que permita hacer un seguimiento continuo de algunas variables clave para entender toda la lógica del sistema.
“A Uruguay todavía le faltan varias capas de información” que permitan, por ejemplo, separar qué componente de una
prestación es contributivo y cuál no, cuáles son los costos de los procesos (de recaudación y transferencia de los recursos). A
nivel individual, “es un derecho” que tengamos acceso a los aportes realizados a nuestro nombre. Así, reivindicó la necesidad
de construir un sistema de información integral, sistemático, pertinente y que informe al individuo y a las políticas.
La perspectiva de las políticas públicas estuvo a cargo de Adolfo Garcé, profesor titular grado 5 de la Facultad de Ciencias
Sociales, quien abordó la reforma de la seguridad social desde el marco de las corrientes de John Kingdon, Profesor Emérito
de la Universidad de Michigan.
El marco de Kingdon se basa en tres corrientes: la de la política, la de los problemas y la de las políticas públicas, es decir, la
de las soluciones. Cuando convergen se genera la ventana de oportunidad para las políticas públicas (la policy window). Pero
esta convergencia no es frecuente, menos incluso en temas complejos como la seguridad social.
Garcé repasó a qué refiere cada corriente. La de la política alude al clima político -si hay ambiente o no para una reforma. En
esto entran diferentes factores como la opinión pública -si la apoya o no, lo cual no es ni imprescindible ni suficiente-, los
grupos de presión, las mayorías legislativas y las características de la administración y de la burocracia, que puede llegar a
obstaculizar la implementación de una reforma.
Sobre la corriente de los problemas, Garcé explicó que los expertos y los indicadores que ellos generan tienen un papel clave
en la instalación de problemas en la agenda pública. Pero estos también surgen por las crisis y por políticas en curso. De este
modo, los problemas compiten entre sí y para que un tema entre en la agenda pública y se abra la oportunidad de encarar
reformas de políticas públicas dependerá de los demás.
La corriente de las soluciones implica que hay diferentes soluciones en concurrencia, algunas más factibles que otras.
Si bien cuando las corrientes se acoplan se abre la ventana de oportunidad de la política pública, como explicó Garcé, para que
haya un cambio no alcanza con que haya acoplamiento de corrientes: para eso hace falta un acoplamiento decisorio que
depende líderes dispuestos a persuadir y construir coaliciones, entre otras acciones.